Cementerios de hojalata
y sandalias de alquitrán.
Un mascado macadam
pegoteado entre las muelas,
un cigarro consumido
y un vaso sucio y vacío.
Ya reseca la garganta
y un aliento malhabido
le consumen, le carcomen,
distorsionan su visión.
Y en su mente exasperada
se dibujan fantasmales
los recuerdos imborrables
de un amor resblandecido.
En su crónico castigo
va arrancando su ilusión
para dejarla encarnada
en la tumba del montón.