
Perdida en la sinrazón
y estrellada en tu amor
cinco veces crucificado
en mi corazón afilado,
voy a suicidarme
con el filo de tus pestañas,
que se clavan como espinas
bien al fondo de mi alma.
Y, sin recato alguno,
confesarte mi fluir
dentro tuyo a mi antojo,
con capricho desperdigada
entre tus vacíos llenos de mí.