Death

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domingo, 22 de junio de 2008

Diario De Una Prostituta


Hace muchos, muchos años, me enamoré perdidamente
De alguien que me hizo daño y jugó conmigo impunemente.
Y ese amor aún perdura pues no lo pude olvidar
Y, ante tanta desventura, vi mi vida a transformar.
Mi cuerpo decidí vender, amor ya no iba sentir;
Esto debería doler y, sin embargo, no fue así.
Mi primera aventura fue increíblemente amena;
Pensé que sería muy dura y me resultó muy serena.
Y así fue la segunda, la tercera, hasta millones;
Escarbando calles oscuras, tratando de encontrar hombres.
Rodé y rodé por el mundo, pasando de mano en mano,
Entre bulines inmundos y placeres depravados.
No tengo dios, lo he perdido entre todos mis pecados;
Sin siquiera haber sentido que me habían profanado.
Sentir al estar sin ropa y tirada en una cama,
El alma impura que goza, una lengua que me lama,
Que me muerdan cada seno, el transitar de una boca
Cada rincón de mi cuerpo. Clavar mis uñas de roca
En otro cuerpo que, encima mío se mueva, sinuoso
Al vaivén del cálido clima de amor fingido y tedioso.
Dos manos que recorran lo más recóndito de mí;
Me penetren y me absorban sin siquiera ya sentir.
Ojos que me desnudan con calientes miradas;
Y no es amor, es basura ardiendo en llamaradas.
Y mi mente se deslumbra con las flamas sin hogar,
Sin lograr una ternura para poderme salvar.
Y sentir a cada instante carne, solamente carne,
Ese deseo constante que me asedia hasta matarme.
El goce de la lujuria me persigue por doquier;
La pasión de la perjuria de un amor que no pudo ser.
Me rodea la inmundicia mientras, en mi corazón,
La pasional avaricia me obnubila la razón.
Y yo siempre sonriente con quien de turno está,
Dejando que me reviente cada vez un poco más.
Y así de este modo, cada segundo del tiempo,
Pudiendo el amor ser todo, lo convierto en uno obsceno.
Simple prostituta soy, no me avergüenza decirlo;
Total, ya es tarde hoy para poder corregirlo.
Es cuanto puedo decir del camino recorrido
Durante mi vida infeliz, que tiene un solo destino.
Porque voy a morir, quiero dejar escrito este diario…
Cuando esté en el cementerio conocerán mi calvario.
Busqué olvido en la pasión, busqué el abrigo de otro amor,
Mas sólo encontré desdén en este mundo sin querer.
Mi conciencia está tranquila, ya no importa lo que piensen.
Moriré con la sonrisa en los labios, como siempre.

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