Death

Death

jueves, 29 de mayo de 2008

Volando Volabas, Tierna Mariposa


Volando volabas, tierna mariposa...
Volando volabas y eras tan hermosa
que, al verte yo tan pura, tan etérea, tan divina,
decidí matarte para que fueses sólo mía.
Y ahora que estás muerta... Ay, cómo extraño tu risa,
y cómo extraño tu cuerpo, tus revoloteos sin prisa.
Me digo que estás dormida y que ya despertarás
de un largo, muy largo sueño, que siempre vivirás.
Que tu dulce voz volveré a escuchar,
que tu boca melosa volveré a besar,
que tus manos tibias volveré a tocar
y tu frágil cuerpo volveré a abrazar.
Que tus bellos ojos pronto se abrirán
y, ahogando un bostezo, en torno mirarán;
que tus alas inquietas otra vez se agitarán
y, cantando alegremente, por los aires volarás.
Cómo te recuerdo, linda mariposa...!
Volando volabas en el cielo azul.
Qué lindo era verte volar tan graciosa,
al tenue movimiento de tus alas de tul.
Volando volabas, pobre mariposa...
Y ahora que estás muerta eres más hermosa!
Esconderé tu cuerpo en el corazón de una rosa,
que guardaré en mi pecho como joya preciosa.

Soledad, Imagen, Sentimiento

El viento me silba canciones del mar,
la brisa me mece con suavidad,
los pájaros cantan un himno de ayer,
el sol me besa con sus rayos de miel.
El tiempo pasa con rápido andar,
yo pienso en ti y me pongo a llorar;
te siento muy cerca, aunque no estás aquí
y, a pesar de que lloro, me siento feliz.
Veo tu rostro al mirar el cielo,
tus negros ojos, tu negro pelo;
te veo a mi lado, pero estás muy lejos,
eres una imagen en mi pensamiento.
Eres una ilusión, un fantasma o un olvido,
no eres tú mismo, porque tú te has ido.
Es tu mente que ha venido a buscarme,
tu espíritu de caballero andante.
No eres tú, en realidad, no eres cierto;
eres el resabio de un sentimiento.
Se oye un ruido y la imagen desaparece,
en el aire se esfuma, en la bruma desvanece.
Grito tu nombre, mas ya no te siento;
busco en las sombras, mas ya no te veo.
Agito en la nada, deseosas mis manos,
sabiendo que nada estarán encontrando.

martes, 27 de mayo de 2008

Eres


Eres el fiel compañero de mi sola soledad;
el viento de mi velero, la luz de mi oscuridad.
Eres la dulce melodía que acompaña mi canción;
marcapasos en la agonía de mi enfermo corazón.
Eres el sol deslumbrante que disipa mi tormenta,
y la lluvia refrescante para mis áridas tierras.
Eres temporal que pasa arrasando mis temores;
la gigantesca caja que esconde mis errores.
Eres firme claridad en mi tenebrosa mente;
verdadera realidad en mi ilusorio presente.
Eres vida de mi vida, pensamiento que razona;
de mi cuerpo la energía, duplicado de mi sombra

Rescate Inesperado

Marcos estaba furioso. Por tercera vez en el día había discutido con Blanca. Jamás llegaría a entenderse con esta mujer, ya ni siquiera recordaba por qué se había casado con ella. Maldecía la hora en que la había elegido para formar un hogar. Su hogar... Ja! Todos sus estúpidos sueños desvanecidos. Sólo le conformaba pensar que él había hecho lo imposible para que funcionara. Lo imposible por conformar a esta endemoniada mujer.
Por ella había abandonado su burocrático trabajo de oficina para abrir una agencia de publicidad. De acuerdo, la agencia había prosperado hasta transformarse en una de las más exitosas, pero él añoraba su tranquilo escritorio soleado por las mañanas.
Se habían mudado a la costa para que ella pudiese haraganear todo el día dorando su piel en la playa. Había modificado su atuendo, su estilo de vida y, casi hasta su forma de ser! Todo para no desentonar con ella y sus insoporables amistades, a las que debía soportar pululando a cualquier hora por la casa. Su casa!
Y, en el colmo de su idiotez, había invertido hasta el último centavo de sus ahorros en ese ostentoso yate; sólo para pasear a su gente (la de ella) y celebrar orgiásticos bacanales que, él en el fondo odiaba.
Nada parecía suficiente para Blanca, sus exigencias eran cada vez más extravagantes y no aceptaba un no por respuesta.
Pero, esta vez su esposa había colmado su paciencia, le había gritado e insultado en frente de sus amigotes. Sin pronunciar palabra, Marcos se había retirado pues la ira subía por sus manos deseando estrangularla.
Ahora caminaba cansinamente por la playa sin saber qué hacer. Quería darle un escarmiento a su mujer. Sus pasos, sin querer lo llevaron hasta el muelle. Subió al yate y soltó amarras. Partió sin rumbo fijo y navegó en un mar calmo y placentero, embuyéndose de paz en el atardecer. Cuando sólo vio agua a su alrededor, detuvo los motores y levó velas, dejando vogar libre a la embarcación.
Se tiró sobre la cubierta de popa, tomando ávidamente los rayos del sol poniente. Se quedó dormido.
Lo despertó el fragor de la tormenta; era noche y la oscuridad total. Llovía torrencialmente; el líquido elemento castigaba con furia la débil embarcación, arreciando desde arriba y fustigando desde abajo. El viento huracanado, sin darle tiempo a nada, destrozó las velas; el barco comenzó a desmoronarse. Marcos, empapado y tiritando de frío, bajó a la cabina e intentó encender los motores; la energía estaba muerta. A oscuras y a la deriva, Marcos comenzó a sentir miedo. Intentó pedir ayuda por radio pero, sus maydays quedaron flotando en el vacío, no funcionaba. De pronto vio que una enorme roca se le venía encima, timoneó para esquivarla; tarde, el velero se deshizo contra el inoportuno escollo y Marcos cayó dentro de la furia del mar.
Abrió lo ojos y un gratificante sol lo saludó. Contempló el panorama que lo rodeaba; sólo agua. Estaba tirado sobre la mísera roca que había provocado su naufragio. Mirando su cuerpo maltrecho, sonrió tontamente mientras recordaba chistes malos sobre náufragos e islas. Pronto volvió a dormirse rendido.
Caía nuevamente la noche, Marcos pensaba en la locura previa a la muerte, cuando pudo divisar una embarcación acercándose. Aún creyendo que era un espejismo, Marcos comenzó a hacer señales frenéticas y, el barco continuaba acercándose. Había algo extraño en él y Marcos no alcanzaba a descubrir qué.
La embarcación se detuvo a unos metros y Marcos, sin pensarlo dos veces, se tiró y nadó torpemente hasta la escalerilla colgante. La nave retomó su ruta con él a bordo.
Marcos comenzó a recorrer la embarcación que era bastante grande. Ahora que lo pensaba, era antigua, similar a una fragata y, todo parecía indicar que estaba vacía.
_ Eso era lo extraño!_ pensó Marcos.
Se paró frente al timón de proa, tomándolo fuertemente entre sus manos soñó con ser el capitán de un barco pirata. Estaba tan emocionado, tan metido dentro de su imaginaria aventura, que ni cuenta se dio cuando un cosquilleo comenzó a subir por sus miembros; de pronto, no podía moverse.
_ El frío y la humedad han entumecido mis músculos, tal vez sufro una parálisis momentánea... _ pensó, tratando de mantener la calma.
Sin embargo, una voz interior le refutaba esa idea...

Los marinos y pescadores de la zona ya estaban acostumbrados a las eventuales apariciones del Bergantín Errante pero, esta vez quedaron pasmados al verlo aparecer comandado por su estático capitán.

lunes, 26 de mayo de 2008

H2O


Llueve mi amor en el infinito cielo de tus ojos.
Tu risa cristalina es el manantial de tus labios rojos.
La sombra de tu presencia
oscurece la nada de mi ausencia.
Y, en el fondo de las aguas de mi llanto,
apareces tú con tu endiablado encanto.
Recorro los puertos de tu pelo,
las bahías de tu profunda mirada;
las nubes de tus pestañas
que enturbian la claridad de tu cara.
Dos ríos de ilusiones
son tus cejas marrones.
Me reflejo en el lago de tu pecho,
y me apoyo cual se apoya la nariz sobre un espejo.
Tu cabellera rubia es el arroyo
de las múltiples angustias,
de las límpidas cascadas
de mis lágrimas de lluvia, saladas.
Es tu amor, hielo que no se derrite;
es mi amor, agua candente que permite
derretir, volver agua tus ansiadas palabras
de amor, para secar mi húmedo dolor.

El Lago Azul

El lago azul se quedó en la noche solitario;
su fría agua tembló con el viento mercenario.
La luna se miró en ese gélido espejo
y al instante se borró su pálido reflejo.
La oscuridad lo cubrió con su manto de negrura;
el lago azul se perdió, del bosque, en la espesura.
Los árboles con sus ramas lo fueron aprisionando,
sedientos bebieron sus aguas, que se fueron agotando.
Esas hambrientas fauces poco a poco se colmaron
y, del lago azul, el cauce seco sólo dejaron.
En la noche oscura y fría el lago azul se murió.
El bosque entero reía y una lágrima brotó
del cauce que todavía, aunque ya seco, no
morir aún quería. Y el cielo entonces lloró
larga y profundamente hasta que el día nació,
entre nubes solamente, pues el sol no brilló.
Constante, copiosamente por largo tiempo llovió
hasta que, lentamente, el lago azul revivió.

El Hombre Apurado

Simón Vargas era viajante de comercio y pasaba su vida saltando de un tren a otro, recorriendo pueblos y ciudades en su incansable carrera contra el reloj. Esta vez, Vargas había decidido tomar el monorriel pues era super veloz; no sólo quería llegar a tiempo, sino adelantado. Tenía entre manos el negocio de su vida y no podía permitirse el lujo de perderlo. Consultó su reloj, ya faltaba poco... Vargas se recostó en su asiento y, con expresión satisfecha, entornó sus párpados.
Despertó sobresaltado, el tren seguía su marcha, debían estar llegando... Volvió a consultar su reloj, su cara sufrió una brusca metamorfosis. Ya hacía más de una hora que debieran haber arribado a destino... Y aunque aún le sobraba tiempo adelantado, Vargas comenzó a sentir un desasosiego.
El tiempo transcurría y las manecillas del reloj marcaban su curso inflexiblemente poniendo sus nervios en jaque; y el tic tac con martilleante retumbar en su cerebro. Empezó a pasearse de un lado a otro, intentando orientarse a través de las ventanillas pero, el tren era tan ligero que el paisaje se sucedía en borrosas pinceladas imposible de identificar. Mientras las flechas galopaban en circular carrera dentro de la blanca esfera en su muñeca.
Tan sólo unos minutos antes de cumplirse su margen horario, el tren se detuvo con un agudo chirrido. Vargas bajó atropelladamente, olvidando su equipaje; aunque jamás soltó el maletín con sus papeles de negocio. Corrió con frenesí por la plataforma mientras el tren desaparecía ante sus ojos como un espectro.
Sintiendo los nervios estallar dentro de su cabeza, contempló su alrededor. Si bien era la primera vez que visitaba esta ciudad, el aspecto que ésta le ofrecía era sumamente singular. Se dirigió hacia el centro, asombrándose más a cada paso. La ciudad era el colmo del modernismo. Los edificios gigantescos y de una perfección geométrica única, de formas cilíndricas, piramidales y hasta circulares. Parecían estar construidos sólo con materiales metálicos y vítreos. Y sus habitantes! Sofocando un desmayo, apreció el colorido de sus vestimentas, como brillantes mallas ceñidas al cuerpo.
Tímidamente se aproximó a uno de ellos a fin de inquirir la dirección de su reserva de hotel, infructuosamente. Volvió a intentarlo varias veces pero, no pudo hacerse entender, no parecían entender el idioma. Vargas sin notarlo se iba alterando cada vez más, ya sus preguntas eran gritos histéricos y con gestos más histéricos aún señalaba continuamente la esfera de su reloj. Pronto se vio rodeado por varios hombres vestidos de negro, lo apresaron y condujeron dentro de un edificio circular.
Hablaban un idioma que él no conocía ni comprendía, aparentemente le hacían preguntas pero, él no podía responderlas; sólo atinaba a gesticular mostrando un papel con la dirección de su hotel y señalando su reloj. Fue trasladado a otra sala muy blanca por hombres también de blanco. Estos lo sometieron a lo que parecían ser análisis con unos equipos muy sofisticados. Finalmente lo llevaron a otra habitación ocupada sólo por una enorme computadora. La máquina le realizó preguntas en su idioma y él al fin, más allá del asombro, pudo contestar.
A medida que iba contestando pudo notar que los otros se miraban entre sí con gestos de incredulidad. Al finalizar su encuesta, la computadora le informó que se encontraba en lo que él llamaría el futuro, en el año 4724 y en la que había sido su ciudad natal.
Vargas, ya con una sonrisa demencial dibujada en su rostro, señalando su reloj profirió en un grito agudo:
_ Gané! Le gané!
Los hombres de blanco en silencio, quitándole el reloj, lo introdujeron en una especie de cápsula transparente.

Simón Vargas, viajante de comercio, fue condenado a viajar eternamente por el espacio infinito; no más carreras contra el reloj.

Los científicos de Ciudad Marfil, año 4724 U.G. (Unión Galáctica), luego de someter a diversos estudios la esfera llamada reloj y de acuerdo a los resultados arrojados, la desintegraron al llegar a la conclusión de que era peligrosamente adictiva y causaba demencia.

sábado, 24 de mayo de 2008

Elegía A Los Ojos Del Sol

Tienen vida los ojos del sol,
verde botella de árbol sin flor.
Canción de juguetes que cantó el abuelo,
se han robado un trozo de cielo.
Una aceituna roja mordida,
una niña desnuda y perdida.
Va la novia feliz al altar,
sonríe sonrisas la boca del mar.
Medalla de oro tirada en la arena,
un tímido amante que llora de pena.
Un plato de sopa en la humilde mesa,
la daga asesina cortando cabezas.
El amigo querido que tiende una mano,
el tibio recuerdo de un ser amado.
El hombre clavado en la cruz sangrienta,
un gato maullando en la noche desierta.
Las nubes se visten de blanco color,
tienen vida los ojos del sol.

Herida De Amor


Herida de amor en un lecho de espesura,
mis ojos se llenaron de indecible ternura;
alegría de amor que el olvido truncara
impidiendo ya siempre que él me amara.
Lluvia primaveral, límpidas lágrimas de aflicción
resbalan sin sentido por los pétalos de una flor.
La eplipse dorada del sol en el cielo,
sus rayos alumbran mi oscuro desconsuelo.
Pasa raudo en vuelo un gorrión,
como el tenue recuerdo de una antigua pasión;
etéreas suenan tonadas del tiempo,
me arrullan los árboles en silbos de viento.
Me acurruco en las sombras de la noche que llega,
escondiendo silencios que nunca dijera,
herida de amor en un lecho de ausencia,
aguardo sin pena el fin de mi existencia.

jueves, 22 de mayo de 2008

Inseguridad

Una vaga esperanza me ilumina, una leve creencia, una inspiración,
que hacia el frente mis pasos encamina y me lleva más allá de la razón.
Sorteando bloques de piedra inusitados, van mis pies, sin moverse, caminando
por torrentes de vientos alborotados que, el camino me van intransitando.
Ese sórdido ente imaginario me conduce a través de las tormentas;
con él corro en pos de algún milagro que destruya todos mis burdos esquemas.
Con lluvias torrenciales que me empapan, sigo firme en una búsqueda absoluta;
no me importa si la vida se me escapa, quiero aunar mi mente disoluta.
Truenos caen sobre mí, voy eludiendo; natura diosa voy desafiando;
el peligro sobre mí se está cirniendo y no me amedra, no podrá hacerme daño,
pues en alas de espejismos voy siguiendo a ese ser que mi vida está guiando;
y, aunque errático sueño, yo sabiendo, deberé tras él seguir andando.
Van cuajándose las nubes de cartón, con las gélidas lunas los soles caldos;
mientras tanto, voy vagando a la sazón ese círculo infinito, que girando
embarulla totalmente mi conciencia. Se rebela mi mente y va explicando
desatinos que guardan sus experiencias y que, oscuridades diurnas apagaron.
En la espátula del itsmo intransigente, erecta entre verdad y fantasía,
robaré alguna norma que, vigente, pueda utilizar como una guía.
Entre tornados y torbellinos, que guturalmente depara el tiempo,
en alguno de ellos hallaré mi sino, alguno perdido con mis sentimientos.
Entre brújulas que giran alocadas al compás de imanes que las hipnotizan,
mi ruta, que es futuro, está signada; aunque nieblas, mi visión obstaculizan.
Y entre escuálidas sombras voy sintiendo que al final una luz está brillando;
y tal vez, yo ya me esté muriendo, quizá la muerte es quien me está esperando.

Desde Lejos

Parece tan sólo ayer cuando la tuve en mis brazos... Era un capullito rosado y tierno. Su risa... tan parecida a la de su madre. Pero, dónde estoy? Esta no es mi casa! Entonces, cómo es que puedo verla? Cómo puedo caminar, si no me muevo? Cómo puedo ver, si mis ojos están cerrados...? Ya recuerdo... Estaba cenando con unos amigos, cuando de pronto oí una voz que me llamaba; una voz profunda, como mi interior, que decía necesitarme... Me levanté, di unos pasos y me desvanecí. Desperté aquí, en este lugar solitario y en tinieblas, desde donde sólo la veo a ella, mi dulce Liz... Cómo quisiera porder hablarle y contarle lo solo que estoy! Si pudiera oír su voz por un instante, para por otro instante olvidar la fría oscuridad y la tristeza que me rodea... Liz... Por favor, háblame! Rompe tu silencio; trata de llenar con tus palabras mi alma vacía de encuentros...
Ahora, que el sol para mí no sale y que no sé vivir, ni tampoco morir! Ahora que el mundo no llora y que se aleja el tiempo. Ahora, que no pasan las horas y las flores están muertas. Ahora, que ya no escucho el canto de las aves ni veo el feliz amanecer. Ahora que no hay más auroras para contemplar, siento pena en el corazón. El fuego que en mi ser había lentamente se apagó; las cenizas se esparcieron en el aire, perdiéndose en la infinitud del horizonte.
El viento, con mi queja me remonta por los abismos insondables de este lapidario mundo, que ya no es mi mundo... Solamente tu recuerdo me consuela, mi dulce Liz.
Mi mente vagando está por los prados del ayer, libre de remordimientos que no dejan ver. El calor me da frío y el amor me da dolor. Pero, por más que saque la venda de mis ojos, cierre mi puño y apriete los labios, no puedo volver.
Y aunque no me escuches, debo hablarte, debo decirte... Liz, sal de tu oscuro rincón, afronta la realidad; que aunque , una y otra vez, huyas de ti misma, siempre habrá alguien que te detendrá, tal vez con una mano, tal vez con un consejo. No tengas miedo de ver la verdad. No llores, ello no te ayudará; ya nada podrás remediar. Lucha, grita, pero corre fuera de tu sino. Ten fe, que ella y ninguna otra guiará tu camino. Porque en ese mundo absurdo en el que tú vives, aún quedan cosas hermosas...
Los pájaros que vuelan en libertad por el celeste e impávido cielo. La inquisidora brillantez del sol con su envolvente calor. El perfume invasor de las flores nacientes. La abrumadora belleza de una nocturna redondez de luna.
Entre tantas imágenes, una audible encandila mis sentidos... Melodía divina, contigo al piano; con sus plenos acordes me voy alejando... Adiós, mi dulce Liz...

Una lágrima rodó por su mejilla al ejecutar al piano aquella vieja canción. Una suave brisa, como aliento frío, la rozó estremeciéndola, y arrancándole un ronco grito:
_ Papá! Eres tú...?

miércoles, 21 de mayo de 2008

Desolación


Una frágil esfera cristalina
rodea mi imagen con aura divina.
Un lago de aguas verde azulinas
refleja mi expresión cuasi cansina.
En las ondas que el viento compromete
se refractan mis facciones aparentes.
La oscuridad de lunas se entromete
entre el cabello que cubre mi frente.
Atiza furioso mi espalda, el viento,
anunciando que está pronto el invierno.
En el aire viajan ya mis pensamientos,
en pos de un instante sempiterno.
Y cayéndose en purpúrea hondonada
la línea que ya está predestinada;
va volando mi mente, sin ser alada,
para estrellarse en la tierra siendo nada.

Inspiración

Bajo una aureola lánguida de luna,
en mi mente bullen vocablos dispersos
que, con lento compás mueven mi pluma
sobre el papel, plasmándolos en versos.
Y es la palabra que, en estética armonía
guía mi mano tal vez algo insegura,
expresando con prolija melodía
un poema, su forma y estructura.
Pero, cuál es la vasta inspiración
que conmueve mi sentir en tal momento,
que desterrando mis sueños en canción,
obnubila todos mis pensamientos?
No es mi cerebro quien transmite los sentidos
a mis dedos, que afanosos van hablando;
hay alguien más que me dicta lo que escribo,
un ser completo que en mí se va filtrando.
Es alguien que, con lógica ironía,
va llevándome hasta hacerme confesar
mis ocultos sentimientos, en poesía,
que quizás no sepa a quien dedicar.
Es esa loca musa que, en mí misma,
tratando de encontrar un subterfugio,
da traslado a mi propia fantasía
brindando a mi soledad refugio.
Entonces, sin saber muy bien por qué,
quiero escapar de esa hermosa posesión,
que regala a mis letras fluidez
y que adorna con sus rimas mi emoción.

Simbiosis

Quisiera...
enrarecerme en tu aliento,
paladeando tu saliva
como si fuese la mía.
Quisiera...
vivirte en cada momento,
disfrutando de tu vida
como si fuese mi vida.
Quisiera...
aprisionarme en tu cuerpo
para gozar tus vivencias
y hacerlas mis experiencias.
Quisiera...
morirme cuando hayas muerto,
pudriéndome con tu carne
cuando más nada puedas darme.

Soneto Para Melqui

Eres cual personaje de un cuento de hadas
que dejó la fantasía y tornose realidad;
misterioso duende que mi mente inventara
para acompañar mis ratos de triste soledad.
Eres una luz prendida en la oscura inmensidad,
el sueño de un dios que imaginara perfección;
extraordinario ser de maravilla excepcional,
la dulzura, por tus poros brota en radiación.
Y de pronto asomaste al cuenco de mi vida
con tus mágicas palabras de sincero aliento,
me brindaste un poco de tu franca alegría
y en mi pobre existencia detuviste el tiempo,
restaurándola de ilusiones ya perdidas;
fuiste límpido oasis en mi gran desierto.

lunes, 19 de mayo de 2008

Trayectoria

Desde que vine al mundo permanecí confinada en un mismo lugar junto a otras compañeras iguales a mí. Eramos demasiadas y vivíamos amontonadas y apretujadas, pero lo pasábamos bien.
Pero un día, unas enormes manos me apresaron y, separándome de mis amigas, me encerraron en un pequeño y solitario cubículo. Este era tan estrecho que apenas podía moverme, la oscuridad allí dentro era total y, ese olor tan penetrante parecía invadirlo todo.
Desconozco cuánto tiempo estuve inmovilizada en ese lugar pero, de pronto, sentí unos sacudones acompañados de ruidos que nunca antes había escuchado y tuve la sensación de que todo aquel sitio comenzaba a girar vertiginosamente. Empecé a sentir náuseas, mareos, cuando el movimento cesó. Mejor dicho, pareció cesar puesto que, se movía, sólo que no giraba. El olor era ahora más fuerte, casi insoportable; me sentí ahogar en ese sucucho.
Comencé a prestar atención, podía oir música a exageradamente alto volumen, también voces varias y algunas risas. Las voces fueron alzándose hasta transformarse en airados gritos.
De pronto, oí un chasquido y enseguida algo me propinó un violento empellón. Caí de bruces por un negro túnel y noté una gran claridad al final, hacia la que me acercaba velozmente. La luz me dio de lleno en la cara, cegándome momentáneamente. Cuando la visión retornó a mis ojos, pude apreciar que estaba volando; había sido despedida por la boca del túnel a gran velocidad, sin embargo, el viento que azotaba mi rostro, iba frenando mi aceleración. De repente, vi una gran mole blanca delante mío; hacia ella me dirigía en mi rápido vuelo. Sentí pánico. Iba a chocar contra esa cosa y nada podía hacer para impedirlo.
Una brusca conmoción frenó mi marcha por un instante y, me adentré en esa masa cálida y glutinosa.

Juan sintió un agudo dolor en su pecho y cayó de espaldas al suelo. Quiso maldecir a su atacante, pero no tuvo tiempo; la bala, alojándose en su corazón, lo había matado.

Llanto

Si las lágrimas que ayer he derramado,
yo supiera mañana florecieran,
cuán feliz sería por haber llorado,
si, en rosas y jazmines, pos las viera.
Si las lágrimas, que una vez se me escaparon,
en áureas perlas se transformaran
después de liberarlas mis párpados,
no quisiera que jamás me abandonaran.
Si estas lágrimas, que audaces recorrieron
mis mejillas, sin permiso empaparon;
mis pupilas, quienes solas las vieron,
querrán reverlas con los ojos cerrados,
sin volver a recordar por quien nacieron,
durmiendo, y eternos sueños soñando.

domingo, 18 de mayo de 2008

Tengo


Llenas de caricias tengo las manos,

la boca ardiente, ansiosa por besar.

Pleno de amor, el corazón angustiado;

ronca la voz, cansada de gritar.

Tembloroso el cuerpo, de deseo colmado;

los ojos parpadeantes aguardando ver.

La mente, de recuerdos estallando;

anhelante el pecho, sin satisfacer.

Rotas las uñas de arañar pasados,

cansados los pies de caminar buscando.

Desfalleciente el alma, de tanto esperar;

ida la esperanza, no ha de regresar.

Gastada la vida, por vivirla mal;

ilusiones deshechas por un fin banal.

Senil

Una vieja paralítica
en una silla de ruedas,
con su conciencia raquítica
trabajaba en su cabeza.
Su estupidez no dejaba
entrever la grandeza
que, sin querer le rodeaba
su osamenta de pobreza.
La palidez de su cara
en la noche contrastaba
con la luna milenaria
que, sin verla, la alumbraba.
Una estrella en plenitud
débilmente le recordaba
su pasada juventud,
hace tiempo ya olvidada.
Y al ver el amanecer
se sentía fastidiada;
el sol, con su brillantez,
sus arrugas le mostraba.
Prefería la oscuridad
pues más se asemejaba
a su actual senilidad,
a sus carnes atrofiadas.

Soledad

Cuando del sol, el último rayo
se refleje en mi faz, vacilante,
y la luna aparezca alumbrando
con su pálidad luz incitante;
y en las sombras siniestras me esconda,
esperando refugio encontrar;
y la noche profunda y tan honda,
quiera mi soledad cobijar,
los fantasmas de un triste pasado
tal vez vengan a verme llorar;
y en un mar de tristeza tan calmo,
quizá alguno de ellos me pueda consolar;
también alguna estrella en el cielo,
titilando me haga compañía
hasta que un ave dé su primer vuelo
y, entonces nazca un nuevo día.

Nada

Cuando escuches el último trino
de las aves que pasan volando,
entonces sabrás que me he ido
en la estela que, ellas van dejando.
Cuando caiga la noche en silencio
y la luna te alumbre la cara
y las estrellas te miren sonriendo,
entonces ya no seré nada.
Y si acaso quedaran cenizas
de lo poco que fue de mi vida,
con las que el fuego no pudo quizá,
siempre habrá un viento que las soplará
o una lluvia que las limpiará
y entonces, ya nada quedará.

El Condenado

La nave levantó vuelo. Logan podía sentir el tironeo de sus propias moléculas a medida que se inducía la aceleración lumínica. Sólo unos instantes y la nave se equilibró como también su humana composición; ambos eran ya una masa energética desplazándose por el cosmos. Todo había salido bien y Logan rebosaba de dicha. Pensaba en la gran ironía de su vida; hasta hacía poco más de una hora era un condenado a muerto, y ahora... ahora era el super privilegiado, futuro poseedor de una juventud quasi eterna...
Viajaba a bordo de una nave experimental, sirviendo de conejillo de indias a una loca idea de unos científicos más locos aún, pero nada importaba, cualquier cosa era mejor que rendirse a la muerte, y encima parecía funcionar! Lo único que él debía hacer era mantener la velocidad hiper lumínica en una línea recta progresiva, mientras, él rejuvenecería; y el espejo de demostraba que ello estaba sucediendo. Por otro lado, si estabilizaba la nave en un punto determinado, también lo hacía su marcha regresiva, es decir que, podía permanecer en una determinada edad durante el tiempo que le diera la gana y luego, seguir adelante o regresar. Si optaba por esto último, recuperaría tiempo hasta llegar al punto de partida contando nuevamente con los treinta años de edad que tenía al partir. Lo realmente gracioso era que, cuando retornase, joven como antes, todos, incluídos los científicos y carceleros se habrían transformado en enclenques carcamanes y él podría hacer lo que le viniera en gana. Logan reía en su soledad pensando en ello.
Había llegado a los veinte años y decidió ajustar el tiempo en esa edad, su favorita; conectó el dispositivo de ondulación. Logan meditaba y hacía cálculos, si lograba seguir repitiendo el experimento, continuaría fluctuando entre sus veinte y treinta años indefinidamente. Se durmió profundamente.
Desconocía cuánto había permanecido ondulante pero, comenzaba a sentir cierto desasosiego: necesitaba una mujer, pensó. Ante la urgencia física, determinó que había llegado el momento de su primera regresión. Inició el proceso de desestabilización y, en unos momentos, se hallaba viajando a la inversa. Concentrado en los controles, el espejo le mostraba el paulatino regreso a su edad, comenzó a bajar la velocidad. Sufrió impasible los incómodos cambios que se producían mediante la desaceleración hasta que la nave se detuvo.
Descendió de la nave con aire triunfal reflejado en sus jóvenes facciones. La amplia sonrisa que sus labios dibujaban pronto se transformó en un gesto adusto. Nadie había venido a recibirlo, y el lugar que antes fuera un moderno espaciopuerto, era ahora un inhóspito desierto que se prolongaba hasta donde alcanzaba su mirada. Entonces tuvo un súbito presentimiento.
_ Maldición! Esos imberbes científicos se equivocaron!
Fue lo único que atinó a decir antes de desintegrarse.
El montoncito de polvo oscuro sobre el agreste suelo desértico fue barrido por un brusco ventarrón.

jueves, 15 de mayo de 2008

Posesión Voluntaria


Quisiera soñar un sueño en el que estemos tú y yo,
y en él, ser yo tan pequeño, no me alcance tu visión.
Y entonces recorrer tu cuerpo sin que puedas darte cuenta;
hugarte los pies, los dedos, subir por tu empeine a tientas.
Hacer solitarias carreras, compitiendo contra nadie,
por la esbeltez de tus piernas y, a nadie poder ganarle.
En tu pubis enmarañado, entre tu vello enredado,
llorar al verme atrapado, reír de haberme escapado;
para ser aprisionado por tus delicadas manos,
y sentirme acariciado sin que tú lo hayas notado.
Pegar un enorme salto y rodar por tus caderas,
en tu espalda hacer un alto para trepar por tus vértebras,
y de pronto resbalarme, entre tus nalgas cayendo
en forzoso aterrizaje y, otra vez seguir subiendo...
Correr veloz por tu vientre hasta el cráter de tu ombligo,
patinando en desniveles y perdiendo el equilibrio.
Deslizarme por el tobogán de la curva de tu cintura,
con tus costillas chocar, y brincarlas una a una.
Con mi equipo de alpinista, tus turgentes senos escalar,
y al arribar a la cima, a su erecto morador burlar.
Desplomarme en el trampolín de tu largo, terso cuello,
botar y botar sin fin, prenderme de tus cabellos
y, usándolos como lianas, lanzarme al laberinto
de tu oreja espiralada buscando rumbos distintos.
En tu boca recostarme, rendido a descansar;
con tus lengua cobijarme para luego despertar,
continuar el largo camino que lleva a tus ojos verdes...
Rodar en sus torbellinos y, para siempre perderme.
Y dentro tuyo quedar, habitando en tu mirada;
con tus ojos contemplar donde yo no viera nada.

Amor De Un Año

Eres tan dulce, amor, eres tan tierno,
como copos de nieve cayendo en invierno.
Y tan pequeño, amor, como un retoño
de mariposa gris, en el otoño.
Y es tan frágil tu amor y tan en vano,
como la tenue lluvia del verano.
Y yo te quiero, amor, la vida entera,
como la flor renace en primavera.
Y me lastima, amor, y me hace daño,
como la corta eternidad que dura un año.

Eternidad

Era una noche vieja de esperanzas,
el horizonte caía en lontananzas...
Una anciana recorría el bosque añejo,
persiguiendo un rayo azul allá a lo lejos.
Bajo una triste luna de heliotropo,
iba alcanzando el cielo poco a poco;
ya no importaba el tiempo que pasara,
era la vida que la muerte deparaba.
Iba bajando el tobogán de su destino
y, en una intrínseca maraña de ilusiones,
junto a los ángeles alados del silencio,
iba subiendo hacia la cúspide del limbo
que, a su paso, invadían mil visiones.
Y, en la distancia, la imagen de lo eterno.

Antes De Que Anochezca

I.-Anochecido

Cuando el lago se siente dormido
y la luna en sus aguas refleja,
es entonces que el tiempo vivido
en las ondas del aire se aleja.
Y se escucha en el cielo infinito
el vibrante sonar de una queja:
Es el viento que pasa silbando
entre nubes de espuma de lino;
las estrellas le van murmurando
que es preciso encontrar un camino,
que las alas del tiempo buscaron
sin llegar al final del destino.

II.-Antes De Que Anochezca

Amanece un vacío profundo
y la cara del lago despierta;
los esféricos gritos de un mundo
que el latido del mar asemejan.
Hace el viento sonar vagabundo,
un oscuro crujir de hojas viejas,
y se mece el columpio del tiempo
sin llegar a la buscada meta.
Pero debe encontrar su momento
antes de que la luna aparezca;
en la vida de su mismo tiempo,
justo antes de que anochezca

III.-Anochecido

Aparece la luna traviesa,
anochece en las olas del lago
que, las sombras danzantes rodean
creando espectros inusitados
que en el lago sus lágrimas dejan,
cuando apenas se acaba su llanto.
Y, en un vago brillar de ilusiones,
se estremece en un canto forzado,
cuando el viento lo arrulla en sus sones,
el fantasma de un sueño olvidado.
Y se pierden en rondas de amores
los momentos que el tiempo ha buscado.

miércoles, 14 de mayo de 2008

El Descubrimiento

La expedición al mando del profesor Wycott estaba lista para partir. Había tomado demasiado tiempo hallar a los hombres adecuados para formarla y la inversión había resultado cuantiosa pero, al fin, hombres y equipos reunidos, muy temprano aquella mañana el barco zarpó.
El objetivo era la búsqueda de la perdida Atlántida. El profesor estaba seguro de conocer su localización y, a bordo, sobre el puente de cubierta, no podía disimular su euforia. Navegarían hasta el polémico Triángulo de las Bermudas y allí anclarían para continuar la operación por vía submarina. Disponía de los mejores buzos y sofisticados equipos. El tiempo y dinero invertidos no serían en vano.
Estaban acercándose a la ´zona zero´ cuando repentinamente se perdió el control de la embarcación. La brújula enloqueció y el radio sólo daba estática. El barco adquiría velocidad impetuosamente a pesar de que la energía de sus motores estaba muerta. El cielo se oscureció hasta la total negrura y las aguas azotaron con furia la pequeña embarcación. Sorpresivamente fueron tragados por un gigantesco remolino, la histeria era colectiva, algunos se tiraron por la borda y murieron ahogados, los que no, conocieron lo desconocido...
El barco descendió a las profundidades impelido por la fuerza centrífuga para detenerse con suavidad sobre el fangoso lecho marino. Atónitos, los tripulantes notaron que podían respirar naturalmente pero, el asombro no terminaría ahí...
La embarcación comenzó a deslizarse delicadamente, como un pez, hasta llegar ante un portal de aspecto metálico, que silenciosamente se abrió para volver a cerrarse detrás de ellos. Tras el portal ya no había agua. Descendieron del barco y, temerosamente, continuaron a pie la ruta que se demarcaba ante ellos. Y así, tan repentinamente como todo lo que estaba sucediendo, ante sus incrédulos ojos apareció la fantástica ciudad.
_ La Atlántida!!_ Gritaron al unísono.
Entre risas y lágrimas de felicidad, todavía con las piernas temblequeantes encararon la aventura con renacidas esperanzas.
No pasaron más de dos minutos cuando ante ellos se presentaron unos seres altísimos, esbeltos y hermosos, de aspecto andrógino; los atlantes...
Luego de una breve recorrida por lo que parecía ser el centro de la ciudad, los gigantes rubios los condujeron hasta un gran salón, muy iluminado, donde les fue ofrecido un inimaginable banquete. Exquisitos e irreconocibles, pero no menos apetitosos manjares les fueron servidos. La bebida era extraña y dulzona y adictiva... Tambaleándose, el profesor Wycott propuso un brindis por la acogedora ciudad y sus gentiles habitantes como también por el éxito de la expedición. Con voz gangosa, pronunció un vulgar y poco original discurso alusivo que apenas pudo finalizar cuando el sopor lo venció y se derrumbó... No había notado que sus compañeros de viaje hacía rato dormían profundamente.
Cuando volvieron en sí, se hallaron en un recinto de paredes metálicas y techo transparente; no se veía ninguna puerta o ventana... Hacía demasiado calor... De pronto, notaron que los atlantes los espiaban a través del techo vidrioso; el profesor comenzó a vociferar y hacer señas tratando de hacerles entender que los soltaran pero ellos no parecían escuchar... El calor iba en aumento, ya lastimaba la piel completamente bañada en sudor... El calor quemaba y dolía, comenzaron a golpear las paredes, ya roncos de gritar, aullando ante la mirada indolente de un atlante que, abriendo una abertura en el techo, dejó caer diversas sustancias... polvos y líquidos... Un instante para mirarse horrorizados: Eran condimentos!!!
Los grandes atlantes disponían con minucioso cuidado un escenario festivo... La larga y suntuosa sala, la enorme mesa engalanada... Había sido interminable el período de veda, los caníbales atlantes se regocijaban por anticipado mientras cuidaban de la cocción de su presa predilecta.

martes, 13 de mayo de 2008

Sublimación

El árbol pintado tomó vida y llegó al cielo.
Estirando su tronco, agrandando su copa,
alargando sus ramas, llegó al cielo.
Y vio a Dios y lo saludó, y lo abrazó.
Y Dios se sintió contento al ver un árbol en su reino.
Pero el árbol lo abrazó fuerte, fuerte, muy fuerte...
Y lo ahorcó, y Dios murió.

Angel


Tus álgidas alas de angel desnudo

Me visten el alma de blanco amor puro.

Luna, plata en la distancia

Difumidada en tinieblas.

Plenitud de los fantasmas

Que invaden mi noche intensa.

Las largas plumas de tus alas

Volando contra el viento alucinado;

Me siento tiernamente rescatada.

Lucha el tiempo al verse trastocado,

Ocultando cruelmente los senderos,

Interponiendo barreras sin piedad

Y, teniendo como aliado al universo,

No vacila al retener mi eternidad.

Tus alas me sueltan, te pierdo en mi mente.

Desaparece tu imagen en el aire transparente.

Nace el sol y muere la luna...

Ya sólo recuerdo tus alas,

Y esta blanca cama de plumas...

Por la noche vendrás a buscarlas.

Mirrors

Thoughts repently awared of insights
My eyes stared at the deadlines
As the southern sighs reached my ears.
Empty space suddenly fulfilled with mirrors.
Through them my mind
Flies in an apparent freedom.
But I feel scared of being caught;
Too much frightened...
Sorrounded by lots of different traps.
Mirrors... Jails...
Never being free again.
Oh, I´m afraid!
Though, go on following my way
That´s written by my destination fate;
That, I´m trying to change...
Power... Success...
What does that mean?
Sights unseen...
Feelings felt
Without a choice to feel
Them; no longer kept
Into the emptiness of me,
Within the nothing of my being.
Mirrors... They reflect
My dark inside,
Foreverness night...
Star lights are high,
Covered by moon shadows.
Rain that flooded my heart.
Tears... Some strangers
Becoming from my eyes,
Invading sights unknown
Within the pain in my soul.
I would never die...
Reborn to life
One and ever and...
Till the end of times.
And the mirrors all around.
And you behind...

Y En La Cuna Lloraba El Bebé...


En un rincón descansaba una guitarra,

Una cruz colgada en la pared,

En la cama el perro dormitaba,

Y en la cuna lloraba el bebé.

En el suelo, polvo del tiempo,

Flores muertas en un jarrón,

Una imagen grabada en un espejo,

Y en el aire las cenizas de un amor.

Un pucho se consumía en un cenicero,

El humo describía, sinuoso un querer;

Ella dormía un sueño eterno

Y en la cuna lloraba el bebé.

El frío cuarto una vela alumbraba,

Escasa luz que rompía la oscuridad;

Una melodía surgía lejana,

Y las sombras bailaban el vals.

Sobre la mesa había una carta,

Inmóvil el lápiz sobre el papel;

En un marco, una foto olvidada,

Y en la cuna lloraba el bebé.

Aferrada la boca a un recuerdo,

En sus mejillas, lágrimas secas;

Reflejado en sus ojos un cuerpo

Que, sus manos buscaron a tientas.

Palabras de amor, tan sólo en el silencio,

El perfume impregnado en su piel;

Una caricia quedaba en sus senos

Y en la cuna lloraba el bebé.

Perlas ensortijadas en el pelo,

En su rostro escrito un final;

Roja sangre bañaba su cuerpo

Y en su pecho clavado un puñal.

Una voz la llamaba serena,

La llamaba el recuerdo de ayer;

Ella no respondía, estaba muerta,

Y en la cuna lloraba el bebé.

La canción, arroró entonces fue

Y, sus notas gemían ´mamá´;

En la cuna lloraba el bebé

Y las sombras bailaban el vals.

lunes, 12 de mayo de 2008

Odd Dream

It was already day, but I turned it night.
Was laying in bed surrounded by the dark.
Was sleepy and tired, my eyes closing down.
But I forced my mind, and then took flight.
With my overcast vision I crossed the skies.
All senses focusing on an only one desire.
My wings raised me up... up to the heights.
Leaving flashes of light as I flew across the miles.
Eating them as a hungry shark, going far and far.
The distance was hurting my poor little I.
But I´m not so easy to let fall down.
Then something in the air kept my attention.
I knew I was there, so improved my concentration.
Spread my wings all them wide.
Let them take me down on a softly glide.
And seeing you below me, my love,
Let my self gently fall down.
Penetrating your body, reaching you.
No more self I got then, just became part of you.
There I stayed with no consciousness.
Feeling warm, lost in space and time.
Without any bit of my loneliness.
Together, being us only one.
Don´t remember having returned,
I don´t think I could have...
Somehow got up being me again.
Maybe you woke me up.
Yes, a new day began.
And I miss you, my love.